La
mañana no revestía ningún entusiasmo y acontecimiento porque estar más
despierto, más entusiasmado o más feliz de sentirte muerto de sueño metido en
una línea de autobús urbano entre sonnolientas respiración, y pensamientos
perdidos en la vaguedad de lo absurdo. Era un viernes, es cierto, algo que anima
a pensar que tal vez máñana sea diferente, sea festivo y con ello comenzar una
oleada de “noes”, no madrugo, no trabajo, no obligaciones sociales, no
sobreesfuerzo emocional, no hacer lo de los demás sino lo mío, no no no… pero
eso era mañana, ante mí 17 horas de realidad real… impresionante.
Pero,
de repente, entre aquél cúmulo de ideas y gentes, de mochilas carpetas,
maletines, bolbsos, bolsas. Entre sombreros gorros, gorras, melenas al viento,
pelo de cresta, calvos y tal vez algún despistado, la vi, sí sí a ella, una
señora, sin auriculares pegados a sus orejas escuchado su reproductor mp4,
ipod, o teléfono inteligente… o no; estaba ahí sentada sin hacer “NADA”,
impresionante… especialmente porque esbozaba una sonrisa lo cual ya en un
autobús urbano es escaso y a las siete de la mañana como indico… algo casi, en
vías de extinción. Más aún, no esbozaba una sonrisa, era una sonrisa en sí
misma ya que la ví asonreir no solo con sus labios, carnosos, decorados con un
bello carmín rojo sin ser grotesco qu ele daba elegancia y prestigio. La vi
sonreír ccon aquello que pocos valora y se atreven a mirar, con esa parte que
todos tenemos situado en prestigiosa e importante lugar y a donde mirar en
ocasiones nos da miedo, otras vergüenza y que, ca
Y
finalmente, hizo ya la acción final… levemente abrió su bolso y saco… “Un
papel”, ya saben aquellos documentos en celulosa donde escribíamos cosas y
anotaciones y que hoy ya las anotamos en el teléfono o en cualquier soporte
electrónico, dicen qu epor ser más ecológicos y no contaminar el medio
ambiente. Y no era un papel pequeño, no señor, tenía pinta de ser… “Una Carta”,
aún hay gente romántica que recibe y escribe correspondencia postal, y aún les
diré más… “¡la he visto leer ese documento!!!!” ¿Acaso alguien pensó que en un
autobús urbano, o en el metro no se puede leer documentos en papel… pues sí
señores, aún queda gente romántica que escribe cartas postales, que leer en
papel y que no necesita de tecnologías para poder estar ahí sumergida en su propia vida mientras los
demás vamos enganchados a nuestro ordenador, llamado inteligente, al wassap, al
ebook, al ipod, al ipad.. entre tanto “juguetito” electrónico, hay quien tiene
un trozo “EN PAPEL” y que lo lee disfrutando de aquello que ponía en él y que a
buen seguro debió ser importante pues manifestaba mirada de atención y cuidado
en el documento como si fuera algo delicado y extremadamente sensible, que a
buen seguro lo era, no el apel en sí sino su contendio.
Estamos
perdiendo los detalles más maravillosos, aquellos que nos esboza un
sentimiento, una reacción, una sonrisa, una caricia o una sorpresa. Dejar de
sorprendernos supondrá de estar vivos y eso puede ser terrible para la
condición humana. Lamentablemente me hubiera encantado hablar con aquella mujer
pero mi parada llegó y tuve que apearme para seguir con mis prisas, mi estrés,
mi iphone y disponerme a trabajar desde un ordenador pensando “Qué hubiera
pasado si el hombre perdiera la electricidad
por un día, si no funcionara todo lo eléctrico ni electrónico, si las
baterías se muriesen, la corriente cayera en picado y todo lo que hubiera fuera
nuestra propia identidad… Tal vez aquel anónima Amiga seguiría sonriendo
mientras los demás entraríamos en un pánico existencial, tan irreal como todo
lo que estas viendo en este momento, pues, por si no te has dado cuento “esto”
no es un papel aunque tú sí lo estés leyendo
Feliz día
Rafael Castro
Lince Apache
2 comentarios:
Guardo con cariño y como un tesoro cartas con las que intercambiaba hace muchos años vivencias, deseos y sentimientos con una buena amiga. Curiosamente desde que pasamos al correo electrónico y whtaspapp y dejamos de escribirnos cartas hemos perdido mucho el contacto. ¿será que estábamos destinados a ser clásicos? Pues será. Este artículo que ha animado a escribirle una carta, seguro que la recibe con ilusión.
Interesante escrito, Rafael. Hoy en día se ha perdido la magia de la escritura por carta. Casi nadie lo hace ya. Va en consonancia con los tiempos de prisas y de velocidad en que vivimos. Todo se quiere ya, y ahora. Esa mujer leía una carta, pero sobre todo estaba atenta a su alrededor. Como tú en ese momento en el autobús. Y si un día se acabara el suministro de electricidad, a muchos se les fundiría la bombilla del sentido de la vida.
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