Lo enmascaramos, cruceros, playas, montañas, silencio, bullicio, fiestas o puro silencio y vacuidad... pero llegado el punto, cuando uno se colma de todo eso vuelve a meterse embutido, como las grandes damas dieiochescas, en la urbe, donde la gran metropolí nos mete nuestra dosis diaria de ollín y co2, con su adrenalna y su poquito de estrés mezclado con olor a metro, rancio y desesperación contenida. Así somos, siempre pensando en mañana, recordando el ayer mientras nos perdemos el hoy...
Dejemos pues de volver y "volvamos" a recordar de donde no nos fuimos nunca que no es sino de nuestra propia vida y nuestra existencia esa sin la cual, no hay playa ni crucero, ni discoteca, ni montaña ni nada de nada...
Tal vez así el volver es menos doloroso porque si no te has ido sigues estando dentro de tí msmo ¿o no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario