lunes, 24 de abril de 2023

"un más que lamentable olvido"

 Entre los nombres olvidados de las letras españolas se encuentra el de Ernestina de Champourcín, una poetisa nacida en Vitoria en 1905 y fallecida en Madrid en marzo de 1999.
Champourcín fue discípula de uno de los poetas más grandes que ha dado la Generación del 27, Juan Ramón Jiménez, y en toda su obra se nota la gran influencia de este autor, sobre todo en el preciso uso de las metáforas y aquellos recursos poéticos que él exploró de una manera inigualable.
Su poesía se encuentra irradiada de elementos simbólicos relacionados con una pureza y una belleza incuestionables. Escribió muchos poemas de amor; sin embargo consiguió ir mucho más allá de este estilo tan trillado, y cultivó una poesía social auténtica, que permite acercarse a la realidad de los poetas del exilio; muchas de sus poesías hablan sobre la soledad y la nostalgia.

ERNESTINA DE CHAMPOURCÍN:BIOGRAFÍA Y OBRAS DE LA AUTORA
Pese a que su nombre no adquirió importancia hasta la década del 90, época en la que se le otorgó, entre otros, el Premio Príncipe de Asturias de Letras, Ernestina nunca dejó de escribir y entre sus obras más importantes se encuentran "En silencio", "Cántico inútil" y "Presencia del pasado". Te recomendamos dos de sus poesías, que consideramos muy características: "Carta al vacío" y "Al final de la tarde".

Carta al vacío

Es escribir a alguien
o lanzarse al silencio,
a nadar en lo oscuro,
a encender una llama
aunque ahoguen las dudas.
¿Carta a lo que no existe?
Hay buzones alados
que se disparan solos
y un correo sin pistas
ni trayecto seguro.

Eludir el camino
que todos conocemos.
Seguir hacia adelante
ruta de los que intentan
lo que nunca pensaron
y se sienten felices
porque hay algo distinto,
porque se desvanece
de pronto lo que sobra
y no existe el vacío
si queremos colmarlo.

Tú no sabes aún

Tú no sabes aún que he cercado tu orilla,
que sueñas por la noche el color de mis ojos,
que tus manos en sombra
dirigen su tanteo hacia mi soledad.

¡Ignóralo así siempre!
Yo agolparé tinieblas en el limpio sendero
que hollan las verdades.
Plegaré la inconsciencia como una venda inmóvil
sobre tu laxitud.

Nunca sabrás que en ti la fuerza se desnuda
para erguir hasta el cielo el soplo de mi vida.
Que tus labios se mueven al encuentro de un beso
modelado en mi boca por tu ardiente obsesión.

Ignóralo, y así desechará mi gesto
la rígida cautela que detiene el impulso,
e invaderé gozosa la atmósfera profunda
que arrebata en su cauce lo más puro de ti

 

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