lunes, 26 de abril de 2021

Todo saldrá bien, un cuento de Albert Espinosa

en la antigüedad, en aquél tiempo que no había ni electricidad, como para  tener luz electrica, televisores, internet... la gente se educaba y aprendía con cuentos, fábulas, pequeñqs historias con las que, sencillamente ir tomando conciencia de la inmensidad de la vida. Este no es un cuento muy antiguo, es cierto, pero quien lo cuenta sí lo es. Y digo antiguo que no viejo pues aunque Rafael Alvarez se le vea mayor en el fondo sigue siendo un gran niño o un niño grande y para contar cuentos uno de los mejores. Espinosa, su autor, es un joven al que la vida le truncó algunos proyectos pero que, gracia a ellos aprendió a sonreir a la vida d eotro modo más honesto y sincero ypor eso se ha dedicado durante toda su vida, y la que le queede  a cntar cuentos e historias para qu elos niños, no enfermos sino "diferentes", puedan aprender a seguir viendo la vida con optimismo. 

Disfrútenlo porque merece la pena  ver la vida con toda la alegría qu esa posible, desde dentro, desde fuera, desde cerca y dede lejjos, siempre  se puede mejor pero lo importante es qu edisfrutes de cada instante. 



martes, 13 de abril de 2021

"Gabriela Mistral"

 Hoy hablemos de mujeres poetas, de poetas de Chile, de Románticas por la vida y por el amor, hablemos de Gabiriela...

* info obtenida de https://es.wikipedia.org/wiki/Gabriela_Mistral#Origen_y_familia

Gabriela Mistral nació en Vicuña el 7 de abril de 1889, con el nombre de Lucila de María Godoy Alcayaga.5​ En la actualidad, en la calle donde vio la luz, se creó en 1957 el museo que lleva su nombre.6​ Toda su infancia la pasó en diversas localidades del valle de Elqui, en la actual Región de Coquimbo. A los diez días, sus padres se la llevaron desde Vicuña al cercano pueblo de La Unión (actualmente llamado Pisco Elqui). Entre los tres y los nueve años, Mistral vivió en la pequeña localidad de Montegrande. Sería este lugar el que Mistral consideró su ciudad natal; la poetisa se refería a él como su «amado pueblo» y fue allí donde pidió que le dieran sepultura.

Hija de Juan Jerónimo Godoy Villanueva, profesor y poeta de ascendencia española, natural de San Félix,7​ y de Petronila Alcayaga Rojas, de ascendencia vasca.8​ Sus abuelos paternos, oriundos de la actual región de Antofagasta, fueron Gregorio Godoy e Isabel Villanueva; y los maternos, Francisco Alcayaga Barraza y Lucía Rojas Miranda, descendientes de familias propietarias de tierras del valle de Elqui. Por el lado de su madre, Gabriela Mistral tuvo una media hermana mayor, Emelina Molina Alcayaga, hija de Rosendo Molina Rojas, quien fue su primera maestra. Por el de su padre, habría tenido otro hermanastro, llamado Carlos Miguel Godoy Vallejos.

Aunque su padre abandonó el hogar cuando ella tenía unos tres años, Gabriela Mistral lo quiso y siempre lo defendió. Cuenta que «revolviendo papeles», encontró unos versos «muy bonitos». «Esos versos de mi padre, los primeros que leí, despertaron mi pasión poética», escribió.9​ 

 

* POEMA OBTENIDO DE  https://www.poemas-del-alma.com/nocturno-mistral.htm

NOCTURNO 

 Padre Nuestro, que estás en los cielos,
¡por qué te has olvidado de mí!
Te acordaste del fruto en febrero,
al llagarse su pulpa rubí.
¡Llevo abierto también mi costado,
y no quieres mirar hacia mí!

Te acordaste del negro racimo,
y lo diste al lagar carmesí;
y aventaste las hojas del álamo,
con tu aliento, en el aire sutil.
¡Y en el ancho lagar de la muerte
aun no quieres mi pecho oprimir!

Caminando vi abrir las violetas;
el falerno del viento bebí,
y he bajado, amarillos, mis párpados,
por no ver más enero ni abril.

Y he apretado la boca, anegada
de la estrofa que no he de exprimir.
¡Has herido la nube de otoño
y quieres volverte hacia mí!

Me vendió el que besó mi mejilla;
me negó por la túnica ruin.
Yo en mis versos el rostro con sangre,
como Tú sobre el paño, le di,
y en mi noche del Huerto, me han sido
Juan cobarde y el Ángel hostil.

Ha venido el cansancio infinito
a clavarse en mis ojos, al fin:
el cansancio del día que muere
y el del alba que debe venir;
¡el cansancio del cielo de estaño
y el cansancio del cielo de añil!

Ahora suelto la mártir sandalia
y las trenzas pidiendo dormir.
Y perdida en la noche, levanto
el clamor aprendido deTi:
¡Padre Nuestro, que estás en los cielos,
por qué te has olvidado de mí!