Es indudable que Federico es un poeta y dramaturgo único en su género, es, además de los últimos poetas que he visto, leído y conocido que se permitió usar rima junto a métrica demostrando que ambas deberías ser una única realidad es el lenguaje poético aunque luego la poesía como el propio poeta, fueron fusilados y con ello la rima y casi la métrica.
Sirva este pequeño homenaje a todos los poetas que creemos que la musicalidad poética está en la rima y el ritmo, pero sobre todo en la rima que es quien le da el sentido musical.
hoy, la poética es o se reduce a "escribir bonito y cuando más melancólico mejor y eso creo que es uno de los graves problemas para la lírica que está siendo desatendida, olvidada para una minoría sensible pero altanera, resistente pero minoritaria.
Defendamos la poesía aun cuando, en el mejor de los casos ni nos hayan enseñado a leerla y rapsodearla como merece. Ese sin duda es otro capítulo que hoy casi no vamos ni a mencionar. Dejemos a Federico con su mozuela y disfrutemos de lo que son "versos de Verdad".
* poema y fotografía obtenida de https://www.facebook.com/rafael.castromartin.1

Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua me
sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.
Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
yo me la lleve del río.
Con el aire se batían las
espadas de los lirios.
Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
La regalé un costurero
grande de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.
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La casada infiel- Romancero gitano (1928)
Federico García Lorca

