miércoles, 1 de febrero de 2012

la mañana invernal

            En invierno las mañanas juegan al escondite con el sol y las nubes… El velo que se extiende por el suelo de ríos de agua y humo… invaden toda la cúpula celestial mientras el Astro Rey, apenas si tiene fuerza para poder  encontrar un tímido hueco por donde encontrar a los habitantes de la urbe.

            Entretanto, la ciudad va desperezándose a golpe de ruidosos resonadores acústicos que nos indican que el desarrollo llama a nuestra puerta  cargado de estrés, frenesí y, tal vez, alguna situación placentera de la que, quien sabe si no la tendremos que pagar a golpe de salud y felicidad. El ruido nos sobrecoge, nos sacude como sacudian las antiguas ancianas colchones de lana otro tiempo para que estuvieran blandos y cómodos a la noche siguiente.

            El sol sigue jugueteando en su dura pugna, maliciosa e infantil al miso tiempo con el humo de los vehículos, las chimeneas de calefacciones sin apagar y todos ellos emergiendo hacia un cielo inexistente, frenado por una capa de humo fino de lo que debería ser casi un elixir vital como es el agua,,, ¿De qué están hechas las nubes? ¿Y la niebla? ¿Acaso no es una nube baja… frenando todo cuanto creamos a nuestro paso…?  Ahí sencillamente, quieta, erigida como un gran techo que nos indica y recuerda donde está el progreso del ser humano en los tiempos que hoy nos toca vivir..

Al final, la mañana sigue su curso, el tiempo, esa ilusión que a todos nos envuelve y atormenta, sigue su curso mientras cada uno va mirando a lo único que es invariable en el día a día, al suelo. El cielo no se ve, la luz no se imagina pero el asfalto, el frío pavimento de las calles… ese sigue ahí invariable, sin nada que decir y con la misma utilidad de siempre.

            En el cielo la niebla espesa, sucia e irrespirable nos va separando cada vez más del cielo y el asfalta y el cemento de las calzadas nos separa de la tierra de un planeta en el que quisimos venir a vivir aunque no recordemos muy para qué Esta es nuestra realidad en un invierno donde, tal vez, seamos nosotros los que tengamos que aportar algo de luz en la vida de cada día, entre el cielo y el suelo, cielo que no vemos y tierra que no tocamos… ahí intentemos ser felices siempre que sea posible… y posible lo es siempre que así lo deseemos…

 ¿Deseas ser feliz?

¡Pues a por ello!!!


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